¿Opción Lilly versus opción NovoNordisk para bajar de peso?
- Escrito por Adán David Morales Torales
- Publicado en Hígado Graso Metabólico

La obesidad es una de las principales crisis de salud pública del siglo XXI. Afecta a cientos de millones de personas en todo el mundo y aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, apnea del sueño y diversos tipos de cáncer. Su impacto no se limita al ámbito clínico: también acorta la esperanza de vida y genera enormes costos sanitarios y pérdidas de productividad, lo que la convierte en un desafío prioritario para los sistemas de salud. En países como Estados Unidos, más del 40% de los adultos viven con obesidad, mientras que en México la prevalencia supera el 30%, con una tendencia ascendente que refleja el panorama global.
El riesgo de presentar un índice de masa corporal (IMC) elevado aumenta progresivamente con la edad, de modo que para los 65 a 70 años gran parte de la población ya ha experimentado sobrepeso u obesidad. En 2022, en la mayoría de los países la probabilidad a lo largo de la vida de presentar un IMC alto superó el 50% y en más de 60 países rebasó el 80%. La prevalencia máxima se concentra típicamente en la mediana edad —entre los 40 y 65 años en hombres y entre los 40 y 70 años en mujeres—, con diferencias notables entre regiones: en países de altos ingresos, los niveles más altos se alcanzan en adultos mayores, mientras que en países de ingresos medios y bajos el pico ocurre en edades más tempranas. Además, se estima que en más del 60% de los países al menos un 10% de los adultos desarrollará obesidad clase II o mayor (IMC ≥35 kg/m²) a lo largo de su vida, y en casi una quinta parte esta cifra supera el 20%, lo que implica una proporción considerable de personas que requerirán intervención clínica.
La magnitud del problema puede observarse de manera más clara en los mapas de la Figura 1.3 y 1.4, que muestran la prevalencia máxima estimada de IMC elevado (≥25 kg/m²) durante la vida adulta en hombres y mujeres, respectivamente. En ellos se evidencia cómo en la mayoría de los países el riesgo acumulado supera el 50%, con una carga especialmente alta en regiones de altos ingresos.
Figura 1.3. Prevalencia máxima estimada de IMC ≥25 kg/m² durante la vida adulta en hombres, con base en datos de 2022 (World Obesity Federation, World Obesity Atlas 2025).
Figura 1.4. Prevalencia máxima estimada de IMC ≥25 kg/m² durante la vida adulta en mujeres, con base en datos de 2022 (World Obesity Federation, World Obesity Atlas 2025).
En este contexto, lograr reducciones de peso significativas y sostenidas es uno de los principales retos médicos. Las intervenciones tradicionales, como dieta, ejercicio o los fármacos de generaciones previas apenas consiguen pérdidas del 5–10%, insuficientes para revertir muchas de las complicaciones asociadas. En respuesta a esta limitación, en los últimos años han surgido medicamentos innovadores que han transformado el panorama terapéutico, destacando la tirzepatida de Eli Lilly y la semaglutida de Novo Nordisk. Un estudio reciente del New England Journal of Medicine (SURMOUNT-5) comparó directamente ambos fármacos para evaluar su eficacia en la reducción de peso en adultos con obesidad sin diabetes, abriendo un nuevo capítulo en la lucha contra esta enfermedad.
Mecanismos de acción de ambos medicamentos
Tirzepatida (Eli Lilly)
- Es un agonista dual de los receptores GIP (péptido insulinotrópico dependiente de glucosa) y GLP-1 (péptido similar al glucagón tipo 1).
- Esta doble acción actúa en el cerebro para disminuir el apetito y mejorar el control de la ingesta de alimentos, además de influir directamente en el metabolismo de los adipocitos a través de los receptores GIP. El resultado: una mayor y más sostenida pérdida de peso que con agonistas GLP-1 solos.
Semaglutida (Novo Nordisk)
- Es un agonista selectivo del receptor GLP-1. Reduce el apetito y retrasa el vaciado gástrico, lo que ayuda a disminuir la ingesta calórica. Aunque es muy eficaz, su acción se limita a una sola vía hormonal, lo que podría explicar por qué, en estudios comparativos, produce una pérdida de peso menor que la tirzepatida.
La semaglutida fue desarrollada por Novo Nordisk a partir de la experiencia previa con liraglutida, y obtuvo aprobación inicial para el manejo de diabetes tipo 2 en 2017, extendiéndose después a la obesidad en 2021 bajo el nombre comercial Wegovy. La tirzepatida, por su parte, es una molécula más reciente de Eli Lilly, aprobada en 2022 para diabetes tipo 2 y actualmente evaluada en múltiples ensayos para obesidad, con resultados que han mostrado una eficacia superior en la reducción de peso.
Con estos antecedentes, el Dr. Louis Aronne y colaboradores, del Comprenhensive Weigth Control Center, de la División de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo, de la Universidad de Cornell, en Nueva York, Estados Unidos, decidieron realizar el siguiente estudio.
Objetivo del estudio:
Evaluar y comparar la eficacia y seguridad de la tirzepatida frente a la semaglutida en adultos con obesidad, pero sin diabetes tipo 2, administradas en sus dosis máximas toleradas durante 72 semanas.
Diseño del estudio
- Tipo de estudio: Ensayo clínico fase 3b, abierto, aleatorizado y controlado.
- Población: 751 adultos con IMC ≥30 o ≥27 con comorbilidades relacionadas con la obesidad (hipertensión, dislipidemia, apnea del sueño, enfermedad cardiovascular).
- Intervenciones:
o Tirzepatida: 10 o 15 mg subcutáneos, una vez por semana.
o Semaglutida: 1.7 o 2.4 mg subcutáneos, una vez por semana.
- Duración: 72 semanas.
- Variable principal: Cambio porcentual de peso corporal.
- Secundarias: Porcentaje de pacientes que alcanzaron reducciones ≥10%, ≥15%, ≥20% y ≥25% del peso inicial; cambios en circunferencia de cintura y parámetros cardiometabólicos.
Condiciones basales de los grupos estudiados:
Resultados obtenidos:
El ensayo clínico se llevó a cabo entre el 21 de abril de 2023 y el 13 de noviembre de 2024. De los 948 participantes evaluados para la elegibilidad del ensayo, 751 fueron aleatorizados y 750 recibieron al menos una dosis de tirzepatida o semaglutida. En general, el 85,0 % de los participantes completó el ensayo (85,1 % en el grupo de tirzepatida y 84,8 % en el grupo de semaglutida) y el 80,2 % completó las 72 semanas de tratamiento del ensayo (81,6 % en el grupo de tirzepatida y 78,7 % en el grupo de semaglutida).
El tratamiento del ensayo se interrumpió debido a eventos adversos en el 6,1 % de los participantes del grupo de tirzepatida y el 8,0 % de los del grupo de semaglutida. En el grupo de tirzepatida, el 89,3 % de los participantes recibió al menos una dosis de 15 mg, y en el grupo de semaglutida, el 92,8 % recibió al menos una dosis de 2,4 mg.
En general, las características demográficas y clínicas de los participantes fueron similares en ambos grupos. La edad media de los participantes fue de 45 años; la mayoría eran mujeres (65%) y de raza blanca (76%). El peso corporal medio fue de 113,0 kg, el IMC medio de 39,4 y la circunferencia de cintura media de 118,3 cm. La duración media de la obesidad reportada fue de 16 años; el 50% de los participantes presentó al menos dos complicaciones relacionadas con la obesidad.
Pérdida de peso media:
En la figura de la izquierda se destacan los cambios observados en los grupos de Tirzepatida y de Semagluida:
o Tirzepatida: −20.2% (aprox. 22,8 kg).
o Semaglutida: −13.7% (aprox. 15 kg).
o Diferencia: −6.5 puntos porcentuales a favor de tirzepatida (p<0,001).
Reducción de circunferencia de la cintura:
o Tirzepatida: −18.4 cm.
o Semaglutida: −13 cm.
Metas alcanzadas:
La tirzepatida duplicó la probabilidad de lograr reducciones ≥25% del peso corporal y casi triplicó la de alcanzar ≥30%.
El 19,7 % de los participantes del grupo de tirzepatida presentó una reducción de peso corporal de al menos el 30 % (criterio de valoración exploratorio), en comparación con el 6,9 % del grupo de semaglutida, lo que indica que la probabilidad de alcanzar este objetivo de reducción de peso con tirzepatida fue 2,8 veces mayor que con semaglutida. En ambos grupos de tratamiento del ensayo, la reducción de peso fue aproximadamente 6 puntos porcentuales mayor en las mujeres que en los hombres.
Cambios cardiometabólicos:
La presión arterial sistólica mostró mejoras con tirzepatida (-10,2 mmHg; IC del 95 %: -11,4 a -8,9) y con semaglutida ( -7,7 mmHg; IC del 95 %: -8,9 a -6,4). La presión arterial diastólica también mostró mejoras con ambos tratamientos.
Los niveles de hemoglobina glucosilada, glucosa sérica en ayunas y lípidos mejoraron con ambos tratamientos de prueba, lo cual es consistente con estudios previos.
Para ambos tratamientos de prueba, una comparación de las categorías de reducción de peso (<10 %, 10 a <20 %, 20 a <30 % y ≥30 %) mostró que las reducciones de peso categóricas más altas se asociaron con mayores mejoras en cada factor de riesgo cardiometabólico.
Efectos secundarios:
Ambos grupos presentaron principalmente síntomas gastrointestinales (náuseas, diarrea, vómito y estreñimiento). La semaglutida se asoció a un mayor número de abandonos por efectos gastrointestinales, mientras que la tirzepatida presentó más reacciones locales en el sitio de inyección, ninguna considerada grave.
En general, el 76,7 % de los participantes tratados con tirzepatida y el 79,0 % de los tratados con semaglutida informaron al menos un evento adverso que ocurrió o empeoró durante el período de tratamiento. En total, 31 participantes (4,1%) notificaron eventos adversos graves, con una incidencia similar en el grupo de tirzepatida (4,8%) y en el grupo de semaglutida (3,5%). Un paciente del grupo semaglutida presentó pancreatitis.
Conclusión
Más allá de la comparación comercial entre dos potentes agonistas de receptores de incretinas (GLP-1 y GIP), la relevancia clínica de este estudio radica en que la obesidad es una enfermedad crónica caracterizada por elevadas tasas de recaída tras la pérdida inicial de peso. Disponer de datos comparativos directos permite definir con mayor precisión cuál tratamiento ofrece mejores probabilidades de mantener reducciones sustanciales y sostenidas, elemento crítico para disminuir la carga de comorbilidades cardiovasculares y metabólicas a largo plazo. En este sentido, el ensayo aporta evidencia que trasciende la rivalidad empresarial y se centra en la necesidad de alcanzar objetivos terapéuticos más ambiciosos y clínicamente significativos para los pacientes.
El presente estudio (abreviado como SURMOUNT-5) confirma que, en adultos con obesidad sin diabetes, la tirzepatida logra pérdidas de peso significativamente mayores y mayor reducción de la grasa abdominal que la semaglutida, con perfiles de seguridad similares. Estos hallazgos podrían influir en la elección del tratamiento farmacológico para la obesidad y abrir la puerta a objetivos de reducción de peso más ambiciosos, con potencial impacto en la reducción de riesgo cardiovascular y mortalidad.
El Dr. Jorge Luis Poo, Hepatólogo Clínico de la Ciudad de México considera que la terapia de cualquier enfermedad debe ser multidisciplinaria e incluir a la dieta, el ejercicio y la terapia de la mente como pilares del éxito a largo plazo. El simplificar a través de la prescripción de un fármaco poderoso es atractivo, pero frecuentemente resulta decepcionante a largo plazo. Desde luego que conviene resaltar el efecto dual de Tirzepatida versus Semaglutida. Pero, largos años de trastorno en la conducta alimentaria del paciente, de la familia y de las sociedades requerirán ajustes y modificaciones que involucran a las Nutriólogas, los Terapeutas Físicos y los Psicólogos. Los que convivimos con nutriólogas desde hace décadas, hemos visto pacientes con obesidad que reducen 10, 15 o 20% de su peso inicial antes de la llegada de estas poderosas moléculas. Ojalá y no se minimice la importancia de los 4 apegos (dieta, ejercicio, mente, medicamentos). Finalmente, es importante considerar que en ambos casos, la suspensión del tratamiento suele conducir a la recuperación parcial del peso perdido, lo que refleja la cronicidad de la enfermedad y la necesidad de un tratamiento integral sostenido en el tiempo. Pese a su eficacia, cada fármaco presenta limitaciones relevantes. En el caso de la semaglutida, su acción restringida al receptor GLP-1 implica que la pérdida de peso puede estancarse, además de asociarse a tasas relativamente altas de efectos gastrointestinales que afectan la adherencia. La tirzepatida, aunque más potente, aún carece de datos de seguridad a muy largo plazo y su perfil dual GIP/GLP-1 plantea interrogantes sobre efectos metabólicos que no se han estudiado de forma exhaustiva. Finalmente, los eventos adversos (sobre todo la diarrea) obliga a los clínicos a tener vigilancia de los pacientes de manera períodica y en particular apegarse al regimen de dosificación escalonado de manera minuciosa para evitar que un gran número de pacientes abandonen el tratamiento sin darse la oportunidad de lograr todos sus beneficios.
Resumió:
Adán David Morales Torales
Alumno de Biociencias
Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México.
Referencias
- Aronne, L. J., Bade Horn, D., le Roux, C. W., Ho, W., Falcon, B. L., Gomez Valderas, E., Das, S., Lee, C. J., Glass, L. C., Senyucel, C., & Dunn, J. P., for the SURMOUNT-5 Trial Investigators. (2025). Tirzepatide as compared with semaglutide for the treatment of obesity. The New England Journal of Medicine, 393(1), 26–36. https://doi.org/10.1056/NEJMoa2416394
- World Obesity Federation. (2025). World Obesity Atlas 2025: Overweight, obesity and non-communicable diseases. World Obesity Federation. https://www.worldobesity.org