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lunes, 29 abril 2024
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Restricción de grasas trans

-¿Qué tipos de grasa se deben evitar?-

El consumo elevado de grasas exacerba la enfermedad por hígado graso no alcohólico en algunos (pero no en todos) los estudios experimentales hechos en humanos. Estos datos justifican plantearse la pregunta sobre cuáles son los tipos de ácidos grasos que son particularmente dañinos en esta enfermedad. La evidencia hasta ahora apunta de manera preliminar a las grasas trans.

 Las grasas trans son grasas mono o poliinsaturadas que contienen iones de hidrógeno en una configuración tipo trans. Son producidas durante la hidrogenación parcial de grasas y aceites, un proceso que ayuda a prolongar el tiempo de almacenamiento y disminuye las necesidades de refrigeración.

En la dieta occidental, las grasas trans se encuentran principalmente en alimentos fritos producidos industrialmente o en restaurantes, ya que sólo se forman bajo altas temperaturas usadas en el proceso de cocción industrial.

Las tendencias del consumo de grasas trans no han sido tan bien estudiadas como las de la fructosa. Se estima un promedio diario de ingesta de 5.3 gramos en 1999 en Estados Unidos, consumo que probablemente ha disminuido ligeramente gracias a las políticas públicas de regulación y etiquetado de los alimentos que contienen grasas trans.

Como sucede con la fructosa, las grasas trans están implicadas en el aumento del flujo de los ácidos grasos libres al hígado y favorecen la resistencia a la insulina. Las grasas trans también pueden inducir o exacerbar el síndrome metabólico, causando inflamación sistémica y aumentando la adiposidad visceral.

 

En los estudios hechos con ratones por el Dr. Perito y colaboradores de la Universidad de California, en San Francisco, Estados Unidos, se les dio una dieta rica en grasas trans, y desarrollaron lesiones similares a las del hígado graso no alcohólico, crecimiento hepático, resistencia a la insulina y elevación de triglicéridos y colesterol en sangre (comparados con los ratones con dieta rica en grasas saturadas o no saturadas).

 

Además, la dieta rica en grasas trans aumentó la producción de ácidos grasos libres y disminuyó la capacidad del hígado para exportar VLDL (colesterol de muy baja densidad). Por otro lado, en los ratones a los que se les indujo hígado graso no alcohólico por la dieta con grasas trans, posterior al retiro de las mismas, se presentó una mejoría en la enfermedad hepática.

 

Es justo reconocer que según los estudios actuales en el ser humano, la relación de ingesta de grasas trans y enfermedad por hígado graso no alcohólico no es tan contundente. No obstante, dado que su ingesta puede dañar a las arterias y afectar la circulación del corazón y del cerebro conviene reducir su consumo, llevar una dieta balanceada y realizar actividad física constante.

Fuente:

 

1. Perito E, Rodriguez L, Lustig R. Dietary Treatment of Nonalcoholic Steatohepatitis. Curr Opin Gastroenterol. 2013;29(2):170-176.